Bienvenid@

Bienvenido a este espacio dedicado a los poetas y a la poesía

jueves, 29 de julio de 2010

Rafael Guillén

--------------------------------------------------------------
Rafael Guillén nació en Granada, calle San Juan de Dios, esquina a Cardenal Mendoza, el año 1933. Fue uno de los primeros poetas que, con el grupo "Versos al aire libre", rompió el silencio que, durante veinte años, cayó sobre la poesía granadina tras el asesinato de García Lorca. Posteriormente fundó y dirigió, junto con José G. Ladrón de Guevara, la colección de libros Veleta al Sur, única manifestación poética en nuestra ciudad desde 1957 hasta 1966. En 1982, con Francisco Izquierdo, inició la serie de fascículos sobre el Albayzín Los Papeles del Carro de San Pedro.

En 1994 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura por Los estados transparentes, premio
que hasta entonces sólo había recaído en un granadino, Luis Rosales, en 1951. Ese mismo año 1994 quedó finalista del Premio Nacional de la Crítica. En el 2003 se le concede por unanimidad
el Premio de la Crítica Andaluza. Antes había obtenido, entre otros muchos, los premios que en su época fueron más significativos: "Leopoldo Panero" 1966, "Guipúzcoa" 1968, "Boscán" 1968 y "Ciudad de Barcelona" 1969.

Posee la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Granada y es miembro de la Academia de Buenas Letras, también de Granada, en cuya creación ha participado.

Poemas y artículos suyos han sido traducidos a numerosos idiomas. La Editorial Northwestern University Press, de Evanston, Il. (USA) ha publicado en 2001, con el título I´m Speaking, una antología de su obra, en edición bilingüe, con traducción al inglés de Sandy McKinney.

En la Historia Crítica de la Literatura Hispánica (Taurus), Vol. 21 "La poesía en el siglo XX (desde 1939)", Pilar Palomo lo estudia en el epígrafe "Poetas de los 50", tal como había hecho al ampliar
la Historia de la Literatura Española (Gustavo Gili) de Angel Valbuena, quien ya en 1968 le dedicaba un extenso capítulo como a "uno de los mejores poetas actuales".
Pilar Gómez Bedate en la Historia de la Literatura Española (Cátedra), Elena Barroso en Poesía Andaluza de hoy (1950-1990) (Biblioteca de la Cultura Andaluza) y Angel L. Prieto de Paula en Poetas españoles de los cincuenta (Biblioteca Hispánica, de Ediciones Colegio de España, Salamanca), entre otros autores, lo incluyen igualmente entre los más importantes autores de su generación.

Por su parte, Joaquín Marco, en la Historia y Crítica de la Literatura Española (Grijalbo) de Francisco Rico, lo sitúa genéricamente entre los "poetas de postguerra" y Emilio Miró, en la Historia de la Literatura Española (Taurus) coordinada por Díez Borque, entre los que "ocupan un puesto indiscutible en nuestro panorama poético".
Sobre su obra existe una extensa bibliografía que incluye monografías y tesis doctorales.


--------------------------















Alicatado para una tarde de verano

Para traspasar las hojas,
la luz se pone de lado.
Se despereza el aroma
y hay un sopor que, despacio,
deshilachan las zumbonas
avispas del emparrado.
La paz del jardín se esparce
por el brillo del acanto
y la tarde se inaugura
al regarse el empedrado.

Hay rincones invisibles
con amores encalados
y persianas donde crece
la penumbra del verano.
El mirador se remira
en los reflejos más altos.
Alguna risa que llega
por el silencio rampando
y el agua, dueña y señora
por fuentes y por regatos.

El aire tiene un desgaire
de mimbre desangelado.
El arrayán cuadricula
la dicha de estar mirando.
Desde los poyetes, rastras
en macetas de geráneos
cuelgan hasta el arriate
buscando su olor mojado.
El silencio se despierta
picoteado de pájaros.

Las glicinias se retuercen
sobre sus pomos morados
y son de azulejo y frío
los zócalos y los bancos.
El chirrido del portón
anuncia el rito diario.
Las sillas, de recia anea.
El vino, de mano en mano.
La amistad, como beberse
la tarde de un solo trago.
"De Mis amados odres viejos"

Rafael Guillén





















Un día, con el alba, volvía solitario...
Un día, con el alba, volvía solitario
de mis cosas de hombre. Pudo ser hace tiempo.
La claridad nacía del fondo de las calles
como la pena nace del fondo de una copa.
Siempre se vuelve solo. No sé por qué las calles
parecen tan vacías cuando el amor termina.
A través de las puertas cerradas, se sentía
vagar los esposos por la humedad del sueño.
Nunca pude entenderlo. Nos subimos a un cuerpo
como se sube un niño a la rama más alta.
De pronto, bajo el cielo, el cuerpo, que era todo,
se nos va consumiendo debajo del abrazo.
De pronto comprobamos que nos falla la tierra,
que por algún resquicio la vida se derrama.
La plenitud redonda que llegó por el tacto,
por ese mismo tacto regresa y se disipa.
Por campos y tejadas resbalaban los cinco.
Muy cerca, un jazminero debía estar despierto.
Yo volvía cansado, como vuelven los hombres
que han donado su parte para el dolor del mundo.
La desnudez de un brazo. Un cuello interminable.
Dos piernas que se alejan buscando una salida.
Una cintura firme donde apoyar las manos
como cuando se vuelca el peso en el arado.
Nunca pude entenderlo. Las miradas se enfrentan
como vueltos espejos que en si mismos acaban.
Delante de los ojos hay láminas opacas
tras las que cada amante disfraza su egoísmo.
Ella estuvo muy cerca, aquella vez, de darme
algo que con el tiempo tal vez fuera un recuerdo.
Desde aquí la contemplo, pero no tiene rostro.
No sería más triste se no hubiera existido.
Nos tiramos a un cuerpo como al mar, y aprendemos
que el amor, como el agua, no opone resistencia.
Bien poco es lo que queda después, si la ternura
no inventa sus razones para seguir viviendo.
Penetramos espacios que no nos pertenecen.
La carne, como el humo, se aleja si se toca.
Hoy ya no me pregunto la razón, y me entrego,
y acepto, y disimulo; pero sé que es chantaje.
Aquel día empezaba como todos los días;
porque todos los días empiezan y no acaban.
el alba suavizaba los últimos aleros
y la luz preparaba su primer estallido.
Siempre se vuelve solo del amor. Como entonces.
Porque el hombre limita con su piel, y los sueños
sólo cuentan, no siempre, cuando un pecho, entrevisto,
nos revela de pronto nuestra gran desventura
.
Rafael Guillén














Ser un instante
La certidumbre llega como un deslumbramiento.
Se existe por instantes de luz. O de tiniebla.
Lo demás son las horas, los telones de fondo,
el gris para el contraste. Lo demás es la nada.
Es un momento. El cuerpo se deshabita y deja
de ser la transparencia con que se ve a sí mismo.
Se incorpora a las cosas; se hace materia ajena
y podemos sentirlo desde un lugar remoto.
Yo recuerdo un instante en que París caía
sobre mí con el peso de una estrella apagada.
Recuerdo aquella lluvia total. París es triste.
Todo lo bello es triste mientras exista el tiempo.
Vivir es detenerse con el pie levantado,
es perder un peldaño, es ganar un segundo.
Cuando se mira un río pasar, no se ve el agua.
Vivir es ver el agua; detener su relieve.
Mi vagar se acodaba sobre el pretil de hierro
del Pont des Arts. De súbito, centelleó la vida.
Sobre el Sena llovía y el agua, acribillada,
se hizo piedra, ceniza de endurecida lava.
Nada altera su orden. Es tan sólo un latido
del ser que, por sorpresa, llega a ser perceptible.
Y se siente por dentro lo compacto del hierro,
y somos la mirada misma que nos traspasa.
La lucidez elige momentos imprevistos.
Como cuando en la sala de proyección, un fallo
interrumpe la acción, deja una foto fija.
Al pronto el ritmo sigue. Y sigue el hundimiento.
La pesada silueta de Louvre no se cuadraba
en el espacio. Estaba instalada en alguna
parte de mí, era un trozo de esa total conciencia
que hendía con su rayo la certeza absoluta.
Ser un instante. Verse inmerso entre otras cosas
que son. Después no hay nada. Después el universo
prosigue en el vacío su muerte giratoria.
Pero por un momento se detiene, viviendo.
Recuerdo que llovía sobre París. Los árboles
también eran eternos a la orilla. Al segundo,
las aguas reanudaron su curso y yo, de nuevo,
las miraba sin verlas, perderse bajo el puente.
Rafael Guillén













Recacha
Aquí estaba, sentada
en la recacha, así de así, encogida,
acurrucada al sol
la abuela.
Esto era amor. Aquello.
Un tiempo
de negro y de ¡Señor, lo que se inventa!
ponía en derredor de su pequeño
mojoncito huesudo nuevos rostros
mocosos, y otra arruga,
eterno mosquerío, y más sumida
la desdentada boca, tiestos con geranios,
y no recuerdo nada !esta cabeza!
Una como ternura
caldeaba el acoso de las lajas.

Mano seca en las cejas protegiendo
del sol, gracia divina,
los ojos derretidos.
Vencido estar, joroba, a punto casi
de un crujido y ya está. Dios la reciba.

Aquí el mosquero, largos
papeles de colores;
aquí la zafa, el pie no se mejora,
agua de sal, la panza
de la jofaina desconchada.
Esto
era también amor, digo, miseria;
amor, digo, violencia. No lo supo.
¡Qué tiempos!
La jarapa
alpujarreña en las rodillas, negro
pañolón, ay el luto
descolorido, negro
refajo, en Cuba mismo lo enterraron.

Y más. Ochenta y tantos
años milenios en la costra yunque
de esta tierra, forjando
para qué su cansada reciedumbre.
Y una ignorancia añeja
que le tapaba el hambre con sudados
escapularios; que agostaba en brote,
lo ha dispuesto el Señor, la rebeldía.

Aquí la abuela niña, y un suspiro,
zurciendo eternamente, remendando,
y otro suspiro, cocinando, y otro,
los despojos, pasando
las cuentas del rosario.
Esto era
también amor. Y era
desprecio.
Somos pobres.
Y abandono.

Ya de tarde, lo lejos se tensaba
con un duro rasgueo
de cómplices guitarras.
Lo recuerdo.
Rafael Guillén















Cristales empañados

Se fue, no tan despacio que no hubiera
un desajuste tenue en la calima
del asfalto, y su falda
parecía más triste en el andar y hubo
como una duda, o tal vez no, y la acera
se fue estrechando al alejarse y, luego,
pareció, quizás fuera
su delgadez, sus hombros, que no iba,
que volvía a la infancia, y en la calle
apenas cabía el sol y mi mirada
y una música urbana que, tan joven,
surgió de un bar con soledad y miedo.
¿Te veías tú, acaso, dime, como
si te pudieras ver, de espaldas, sola,
pegada a la pared, andando, yéndote?

Me fui. Recuerdo que el vacío
aquél era ya parte
de mí. Porque me estuve yendo
todo el tiempo que, arriba, la buhardilla,
cama deshecha, sábanas con restos
de calor, vasos, deja
ya de fumar, me estuve
dejando ir en no querer ser pasto
de ciudad, y las calles
y el ruido estaba en mí y tus ojos, habla,
¿por qué te vas?, estaban
alrededor de mí; ser pasto
de ventanas cerradas, un quejido
o una sirena a media noche, esquinas
donde comprar la nada, el estallido
de la nada, acompáñame, me estuve
yendo de mí todo aquel tiempo tan hermoso.

Se fue y era de noche
en torno a su cintura y sus vaqueros
gastados. La bufanda, con su historia
ella también, entretejida, daba
una vuelta a la tibia
cadencia de su cuello y la seguía
a través de la lluvia y algún perro
y la insolente luz de los semáforos
poniendo en orden el desierto y, lejos,
la otra oscuridad, la que está hecha
de violencia y portales y mugrientas
escaleras.

Me fui de tanta prisa
por conocer, de tanto estar contigo,
de tanta juventud, frío empañando
los cristales, de tanto amor, la estufa,
libros y discos en desorden, altas
madrugadas del beso, tus preguntas,
café para el cansancio, las paredes,
tu pelo, el desconcierto de estar vivo.

Toda esta vida me sostiene ahora.
Todo este tiempo aquél que es lo que tengo,
lo único que tengo. Tanto irse,
tanto perder, tal desapego,
tanta sinceridad, tan armoniosa
desventura, tan sabio desvarío,
tal desesperación, tanta belleza.

Rafael Guillén
















De nuevo te esperé en el desconsuelo...

De nuevo te esperé en el desconsuelo
de la esquina. Por el bullicio oscuro
iban, venían rojos autobuses,
acharolados taxis que, ocupados,
se detenían un segundo antes
del desencanto. La farola daba
entintado de comic a la espera.

Los taxis están hechos con materia
de soledad, de presurosos besos,
de palabras sin terminar, de rápidos
adioses, de cabezas que se vuelven
como pidiendo auxilio. Cada taxi
va tejiendo y tejiendo su capullo
de seda por las calles, va encerrando
su mariposa entre los hilos tensos
de la ciudad que gime y que lo envuelve.

¿Por qué querer es esperar?. La lluvia
tenaz parpadeaba en el cambiante
neón de Piccadilly y los neumáticos
por el asfalto húmedo sonaban
como el desuello de una piel inmensa.

Todo el desecho de la prisa iba
acumulado en los asientos turbios
de los taxis. Su tántalo destino
era llegar para volver de nuevo.

Los taxis se alimentan de colillas,
de tersos portafolios, de monturas
de gafas, de coronas funerarias,
de perfumados guantes, de pañuelos
inmundos, de paraguas olvidados.
El horizonte de los taxis nace
a espaldas de la luz, está poblado
de sanatorios y consultas, linda
con discos y semáforos, discurre
por negocios y apremios y legajos.

¿A dónde va el amor cuando no acude
a nuestra cita?. Una lenta hilera
de gotas resbalaban por el borde
de la farola anochecida. Un golpe
de tos quebrada restalló muy cerca
de mi bufanda. El viento me azuzaba
los mastines del frío. Y otros taxis
pasaban sin parar, como otras noches,
como todas las noches de mi vida.

Cuando al amanecer se quedan solos
los taxis, se acarician la gastada
tapicería, que conserva algunas
viejas huellas de semen o de lágrimas
.

Rafael Guillén

miércoles, 28 de julio de 2010

Antonio Gala


A fuerza de tropiezos y reveses
la piel de la esperanza se me enfría.
Qué agonía ocultarte mi agonía,
y qué resurrección si me entendieses.

fragmento del poema Atardeció sin ti


Antonio Gala. Nacido en Brazatortas (provincia de Ciudad Real), el 2 de octubre de 1936, (en otras biografias aparece como año de nacimiento 1930 y 1937) el escritor admitió sentirse cordobés porque allí transcurrieron sus primeros años de vida.
Dramaturgo, novelista, poeta y ensayista. Escritor precoz, a los cinco años escribió un relato corto y a los siete su primera obra teatral. A los catorce da una conferencia en el Círculo de la Amistad de Córdoba. En 1951, con quince años, ingresa en la Universidad de Sevilla en la licenciatura de Derecho, y se matricula por libre en Madrid en otras dos carreras: Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y Económicas.

Durante sus años universitarios publica sus primeros poemas en las revistas de la época: Escorial, Platero,
Cántico... y funda dos revistas: Aljibe y Arquero de Poesía, con Gloria Fuertes y Julio Mariscal Montes.

Una vez licenciado, inicia oposiciones para abogado del Estado obedeciendo el mandato de su padre, pero abandona en el segundo año, en un gesto que él recuerda como de rebeldía ante las presiones de su padre, para ingresar después en los Cartujos.

Durante los años posteriores vive en Jerez de la Frontera y Córdoba. De vuelta a Madrid imparte clases de Filosofía e Historia del Arte en distintos colegios para ganarse la vida. En 1962 se marcha a Italia, donde permanece casi un año.

A estas alturas Antonio Gala había escrito el libro de poemas Enemigo Íntimo (1959) por el que recibe un accésit en el Premio Adonais de Poesía. En la primavera de 1963, ya de regreso a España, recibe el premio Las Albinas, por su relato Solsticio de Verano. En julio le es concedido el Premio Nacional Calderón de la Barca por su comedia Los Verdes Campos del Edén. Comienza así una larga y fructífera carrera como dramaturgo, durante la cual escribe obras como Anillos para una dama (1973) o Petra Regalada (1980).

Escribe incluso el libreto de la ópera Cristóbal Colón, con música de Leonardo Balada, estrenada en el Liceo barcelonés en 1989.

Es autor de una amplia obra que incluye artículos, novelas y guiones televisivos, como los de las series Paisaje con figuras, publicada en libro en 1985 y Si las piedras hablaran, publicada en libro en 1995, ambas de carácter histórico.

En su faceta de articulista ha trabajado en diarios como Pueblo, Sábado Gráfico, Actualidad española, El País y El Mundo.

En la actualidad colabora en El Mundo con la columna titulada La Tronera, de la que publicó una recopilación en 1996. Varias de sus series de artículos han sido publicadas posteriormente como libros. Es el caso de Charlas con Troylo (1981); En propia mano (1985); Cuaderno de la dama de otoño (1985); Dedicado a Tobías (1988); La soledad sonora (1991) y A quien conmigo va (1994).

Además de articulista, es también conferenciante sobre temas literarios, en especial de teatro. De esta última faceta destacan títulos como Teatro de hoy, teatro de mañana (1978) o El mito de la libertad (1992). Con su primera novela El manuscrito carmesí (1990), ganó el Premio Planeta.

A ésta le ha seguido La pasión turca (1994), Más allá del jardín (1995), La regla de tres (1996), Las afueras de Dios (1999), El imposible Olvido (2001) y Los invitados al jardín (2002).

Posteriormente, ha publicado El dueño de la herida (2003) y El pedestal de las estatuas (2007).

Granada de los Nazaríes o Andaluz, ambos de 1994 y la publicación de recopilaciones como Córdoba de Gala (1993) son fruto de su interés por la cultura andalusí, de la que se siente partícipe.

En su obra poética se encuentran libros publicados a una edad temprana, Enemigo íntimo, y otros mucho más cercanos en el tiempo: Poemas cordobeses (1994), El águila bicéfala: Textos de amor (1994), Poemas de amor (1997) y El poema de Tobías desangelado (2005).

Además del Premio Adonais, del Planeta y del Calderón de la Barca ya citados ha recibido, entre otros, los siguientes galardones:

* Premio Ciudad de Barcelona 1965;
* Premio Foro Teatral 1971; Premio Nacional de Literatura,
* Premio del Espectador
y Premio de la Crítica de 1972;
* Premio Quijote de Oro 1972-73;
* Premio Antena de Oro y Premio Mayte de 1973;
* Premio Nacional de Guiones 1973 y Premio Medios Audiovisuales 1976;
* Premio 2005 de la Fundación Ibn al-Jatib de Estudios y Cooperación Cultural (dependiente del Ayuntamiento de Loja, Granada)
.
.
Información obtenida de:
http://www.fundacionantoniogala.org/biografia.php
http://es.wikipedia.org/wiki/
http://www.jornada.unam.mx/
.
EN EL JARDÍN DE ANTONIO GALA
.
Video Andalucía con estilo - Fundación Antonio Gala
.
Página de Antonio Gala
.
Poesía recitada por Antonio


----------------------------------

ALARGABA LA MANO Y TE TOCABA...

Alargaba la mano y te tocaba.
Te tocaba: rozaba tu frontera,
el suave sitio donde tú terminas,
sólo míos el aire y mi ternura.
Tú moras en lugares indecibles,
indescifrable mar, lejana luz
que no puede apresarse.
Te me escapabas, de cristal y aroma,
por el aire, que entraba y que salía,
dueño de ti por dentro. Y yo quedaba fuera,
en el dintel de siempre, prisionero
de la celda exterior.

La libertad
hubiera sido herir tu pensamiento,
trasponer el umbral de tu mirada,
ser tú, ser tú de otra manera. Abrirte,
como una flor, la infancia , y aspirar
su esencia y devorarla. Hacer
comunes humo y piedra. Revocar
el mandato de ser. Entrar. Entrarnos
uno en el otro. Trasponer los últimos
límites. Reunirnos.....

Alargaba la mano y te tocaba.
Tú mirabas la luz y la gavilla.
Eras luz y gavilla, plenitud
en ti misma, rotunda como el mundo.
Caricias no valían, ni cuchillos,
ni cálidas mareas. Tú, allí, a solas,
sonriente, apartada, eterna tú.
Y yo, eterno, apartado, sonriente,
remitiéndote pactos inservibles,
alianzas de cera.

Todo estuvo de nuestra parte, pero
cuál era nuestra parte, el punto
de coincidencia, el tacto
que pudo ser llamado sólo nuestro.

Una voz, en la calle, llama y otra
le responde. Dos manos se entrelazan.
Uno en otro, los labios se acomodan;
los cuerpos se acomodan. Abril, clásico,
se abate, emperador de los encuentros.
¿Esto era amor? La soledad no sabe
qué responder: persiste, tiembla, anhela
destruirse. Impaciente
se derrama en las manos ofrecidas.
Una voz en la calle....Cuánto olor,
cuánto escenario para nada. Miro
tus ojos. Yo miro los ojos tuyos;
tú, los míos: ¿esto se llama amor?

Permanecemos. Sí, permanecemos
no indiferentes, pero diferentes. Somos
tú y yo: los dos, desde la orilla
de la corriente, solos, desvalidos,
la piel alzada como un muro, solos
tú y yo, sin fuerza ya, sin esperanza.
Idénticos en todo,
sólo en amor distintos.
La tristeza, sedosa, nos envuelve
como una niebla: ése es el lazo único;
ésa la patria en que nos encontramos.
Por fin te identifico con mis huesos
en el candor de la desesperanza.
Aquí estamos nosotros: desvaídos
los dos, borrados, más difíciles,
a punto de no ser....¿Amor es esto?
¿Acaso amor es esta no existencia
de tanto ser? ¿Es este desvivirse
por vivir? Ya desangrado
de mí, ya inmóvil en ti, ya
alterado, el recuerdo se reanuda.
Se reanuda la inútil existencia....
Y alargaba la mano y te tocaba.

Antonio Gala



Almuñécar
Durante un anochecer en esta playa te amé tanto
que una respiración
para los dos bastaba.
Suspendieron el mar, para mirarnos,
su armonioso escalofrío,
y su unánime vuelo de gaviotas.
Se divertía el agua, sonrosada,
como si fuera a amanecer,
y se posó el silencio sobre el aire
lo mismo que un jilguero en una rama.
No existía para el amor
futuro ni pretérito:
todo era eterno instante....
Y de repente, sobre tus hombros
observé, mientras te besaba,
que nos veían ojos codiciosos.
No supe si eran de los viejos fenicios
o quizá de la noche...
No tardó en quedar claro
dónde va el ruiseñor cuando mayo termina.
La muerte que los devoró a ellos,
sigilosa nos acechaba.
Nuestro amor, como el de ellos, fue vencido.
Pero yo te amo todavía.

Antonio Gala


Blanca Varela


Ningún espíritu puede quedar inmune después de leer a Blanca Varela. Algo se rompe, rasga o tritura dentro de cada nuevo lector Sus versos son revelaciones que muchos quisieran no tener. Con frecuencia otros autores los toman prestados para, a manera de epígrafes desgarrados, abrir la puerta a las historias más grises
Epígrafes como: "El dolor es una maravillosa cerradura"
David Hidalgo Vega
El Comercio, Lima 25/06/05
Blanca Leonor Varela Gonzáles (Lima, Perú, 10 de agosto de 1926) está considerada como una de las voces poéticas más importantes de la actualidad en América Latina.

Se inició en la poesía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de la capital peruana, donde ingresó en 1943 para estudiar Letras y Educación.

En esta universidad conoce a Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, y a quien fuera su esposo, el pintor Fernando de Szyszlo con quien tuvo dos hijos.

La suya no es una poesía fácil de clasificar, aunque algunas de sus raíces estéticas puedan identificarse, porque se ha mantenido al margen de corrientes en boga y permanecido fiel a una búsqueda interior que no ha hecho sino perfeccionarse.

A partir de 1947 empezó a colaborar en la revista "Las Moradas" que dirigía Westphalen; En 1949 llegó a París, donde entraría en contacto con la vida artística y literaria del momento de la mano de Octavio Paz, una figura determinante en su carrera literaria, que la conectaría con el círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia, como Ernesto Cardenal, Julio Cortazar.

Octavio Paz estimularía su trabajo poético y prologaría su primer libro sugiriéndole el título: Ese puerto existe (México, 1959). De esta etapa data su amistad con Sartre, Simone de Beauvoir, Henri Michaux, Alberto Giacometti, Léger, Tamayo y Carlos Martínez Rivas, entre otros.

Después de su larga temporada en París, Varela vivió en Florencia y luego en Washington, ciudades donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos.

En 1962 regresa a Lima para establecerse definitivamente y cuando viaja suele hacerlo principalmente a los Estados Unidos, España y Francia.

El hecho que algunas de sus obras hayan sido traducidas al alemán, francés, inglés, italiano, portugués y ruso implica un reconocimiento a su obra fuera de las fronteras de su país natal. A diferencia de otros escritores, Blanca Varela no acostumbra a dar entrevistas y sus apariciones en público son más bien escasas y discretas.

Ha sido condecorada con la Medalla de Honor por el Instituto Nacional de Cultura del Perú.

Obtuvo el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el año 2001.

En octubre de 2006 se convirtió en la primera mujer que gana el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, dotado con 50000 €.

Durante la ceremonia de entrega del premio antes mencionado, el 10 de mayo de 2007, en el palacete del Ayuntamiento de Granada, se anuncia que Blanca Varela gana la XVI edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, dotado con 42100 €, convocado conjuntamente por el Patrimonio Nacional de España y la Universidad de Salamanca.
*
*
*

De El Libro de Barro

El lugar bajo el árbol, huyendo del sol Mirando a los dioses borrarse en el muro y a los hombres sangrar en el libro de barro Sal en los labios y en los ojos la memoria desollada aproximándose a la ausencia ejemplar.

Entresueño bajo el árbol, en el paraíso desierto del vientre lastrado de visiones.

Miembros en flor Pies de cinco manos, estrellas crucificadas y la testa que cruza la red como un astro instantáneo en el juego del ocaso.

Camino a las islas los pájaros no cantan La historia de la historia es el mar Ola sobre ola, plegándose.
*
*
*
Octavio Paz escribió sobre su obra:

Blanca Varela es una poetisa que no se complace en sus hallazgos ni se embriaga con su canto Con el instinto del verdadero poeta sabe callarse a tiempo.

Su poesía no explica ni razona Tampoco es una confidencia. Es un signo, un conjuro frente, contra y hacia el mundo, una piedra negra tatuada por el fuego y la sal, el tiempo, la soledad Y, también, una exploración de la propia conciencia.

En sus primeros poemas, demasiado orgullosa (demasiado tímida) para hablar en nombre propio, el yo del poeta es un yo masculino, abstracto.

A medida que se interna en sí misma –y, asimismo, a medida que penetra en el mundo exterior- la mujer se revela y se apodera de su ser. Cierto, nada menos "femenino" que la poesía de Blanca Varela; al mismo tiempo, nada más valeroso y mujeril:
"Hay algo que nos obliga a llamar mi casa al cubil y mis hijos a los piojos"

Poesía contenida pero explosiva, poesía de rebelión:
"Los números arden Cada cifra tiene un penacho de humo, cada número chilla como una rata envenenada…"

Y en otro pasaje: "El pueblo está contento porque se le ha prometido que el día durará 25 horas
Esto es la inmortalidad"

La pasión arde y se afila una frase que es, a un tiempo,
* O_Brecht se pregunta qué es lo femenino
un cuchillo y una herida: "Amo esta flor roja sin inocencia"
Octavio Paz


Obras:

* Ese puerto existe 1959
* Luz de día 1963
* Valses y otras falsas confesiones 1971
* Ejercicios materiales 1993
* El libro de barro 1993
* Camino a Babel – Antología 1986
* Canto Villano (Su primera recopilación fundamental) 1978
* Poesía escogida 1949-1991 (1993)
* Del orden de las cosas 1993
* Como Dios en la nada Se trata de su antología de 1949 a 1988
* Donde todo termina abre las alas (Círculo de Lectores)
* Abre las alas
* Concierto animal 1999
* El falso teclado 2001
* Sarita la bonita
* La locura en tres dias
* Carlita



Información obtenida en:
http://sisbibunmsmedupe/Exposiciones/Literatura/Autores/Bib_Varelahtm
http://www.palabravirtualcom/indexphp?ir=critphp&wid=257&sh...
http://eswikipediaorg/wiki/Blanca_Varela
http://www.librosperuanoscom/autores/blanca-varelahtml
http://www.escritoresorg/blancavarelahtm

Páginas de interés:

Blanca Varela lee Canto Villano (1995):
http://pospostblogspotcom/2007/05/blanca-varela-una-poeta-mayor-dehtml

Entrevista con la poeta:

http://artespoeticaslibrodenotascom/artes/726/entrevista-2001

La poetisa peruana gana el Premio Reina Sofía de Poesía:
http://www.elpaiscom/articulo/cultura/oscuro/trazo/existencial/Blan...
/20070511elpepicul_3/Tes

El Festival de Poesía Ciudad de Granada concluye con la entrega del Premio de Poesía
García Lorca:
http://www.radiogranadaes/modulesphp?name=News&file=article&...

Prólogo de Octavio Paz a la primera edición de Ese puerto existe:
http://www.educarededupe/estudiantes/literatura/varela41htm

--------------------------------------

A MEDIA VOZ

la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba
sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal
de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta
desarmada

sola casi
en la muerte
casi en el fuego

Blanca Varela


AQUELLA TORTURADA NUBE...

V
Aquella torturada nube parecía tan firme,
ambulando,
desgarrando,
chocando con masas de ángeles.

Cóncava,
valva de nieve y soledad,
de trajín y música constante,
de arena, de resplandor
y fuga,
desierto etiope
en un tutti de gemidos
y sorpresa.

Tan exacta
sobre el laberinto de la pupila,
color perdido
de vieja misiva,
terrible silencio
de quien ha sacudido el aire
y conoce el vado de los sollozos.
Continuaba,
migradora,
llave del torbellino
como una gota pura
preñada de su propia existencia.

Blanca Varela



ASÍ SEA

El día queda atrás,
apenas consumido y ya inútil.
Comienza la gran luz,
todas las puertas ceden ante un hombre
dormido,
el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.

El tiempo,
la gran puerta entreabierta,
el astro que ciega.

No es con los ojos que se ve nacer
esa gota de luz que será,
que fue un día.

Canta abeja, sin prisa,
recorre el laberinto iluminado,
de fiesta.

Respira y canta.
Donde todo se termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.

Blanca Varela


















DAMA DE BLANCO

el poema es mi cuerpo
esto la poesía
la carne fatigada
el sueño el sol
atravesando desiertos
los extremos del alma se tocan
y te recuerdo Dickinson
precioso suave fantasma
errando tiempo y distancia
en la boca del otro habitas
caes al aire eres el aire
que golpea con invisible sal
mi frente
los extremos del alma se tocan
se cierran se oye girar la tierra
ese ruido sin luz
arena ciega golpeándonos
así será ojos que fueron boca
que decía manos que se abren
y se cierran vacías
distante en tu ventana
ves al viento pasar
te ves pasar el rostro en llamas
póstuma estrella de verano
y caes hecha pájaro
hecha nieve en la fuente
en la tierra en el olvido
y vuelves con falso nombre de mujer
con tu ropa de invierno
con tu blanca ropa de
invierno
enlutado

Blanca Varela


EJERCICIOS

I
Un poema
como una gran batalla
me arroja en esta arena
sin más enemigo que yo

yo
y el gran aire de las palabras

II
miente la nube
la luz miente
los ojos
los engañados de siempre
no se cansan de tanta fábula

III
terco azul
ignorancia de estar en la ajena pupila
como dios en la nada

IV
pienso en alas de fuego en música
pero no
no es eso lo que temo
sino el torvo juicio de la luz

Blanca Varela



ESA FRÍA LUZ DE LA MEMORIA

Es fría la luz de la memoria
lo apenas entrevisto brilla
con insistencia
gira buscando el casco de botella
o el charco de lluvia

tras cualquier puerta que se abre
está la luna
tan grande y plana
tan fuera de lugar
como si de un cuadro se tratara
óleo sobre papel
endurecido por el tiempo

así cayeron en la mente
formas y colores
casualidades
azar que anuda sombras
vuelcos en la negra marmita
donde a borbotones
se cuecen gozo y espanto

crece el yeso de un cielo
mil veces lastimado
mil veces blanqueado
se borra el mundo y se vuelve
a escribir
hasta el último aliento

sólo esto
eternidad aparente
mísera astilla de luz en
la entraña
del animal
que apenas estuvo

Blanca Varela


Luis Rosales




Cada nueva esperanza que sentimos nos hace ver de manera distinta el pasado"
Luis Rosales
*
*
*
Luis Rosales Camacho, fue un poeta y ensayista español de la generación de 1936 Miembro de la RAE desde 1962 Obtuvo el Premio Cervantes en 1982 por el conjunto de su obra literaria.

Nació en Granada un 31 de mayo en 1910, en el seno de una familia conservadora En 1930 se traslada a Madrid para estudiar Filosofía y Letras, obteniendo el doctorado.

Inició su actividad literaria en la revista Cruz y Raya, dirigida por Pablo Neruda y José Bergamín.

En la capital de España, entabla amistad con Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y José García Nieto, llamados garcilasistas por su inclinación hacia las formas clásicas e influencia de Garcilaso de la Vega.

Será entonces cuando se convierte en la cabeza de la Generación del 36 y en uno de los máximos exponentes de la denominada "poesía arraigada", (es decir, la poesía entrañable, de hondo aliento intimista, que centra su atención en los hechos y las figuras de la cotidianidad que rodea al poeta).

Por estas fechas, conoce también a César Vallejo, el poeta peruano cuya obra había de causar honda mella en varios poetas del momento.

En 1935 aparece Abril, su primer libro de poemas, inspirado en la relación amorosa que mantuvo con una compañera de facultad.

En agosto de 1936, recién iniciada la guerra civil española, arrestan en su casa de Granada a su amigo García Lorca, que se había refugiado en ella, pese a que Rosales había obtenido garantías de respetarlo por parte de las autoridades rebeldes

Sus gestiones y las de sus hermanos no consiguen impedir el fusilamiento de su amigo, además les suponen la expulsión breve del partido falangista y una fuerte multa


***--- LEYENDA: Existe una leyenda negra contra Luis Rosales,
consistente en su participación en el asesinato de Lorca Importantes historiadores han demostrado no sólo que no tuvo nada que ver, sino que su afán por salvarlo pudo costarle a él la vida A Rosales le condenaron a muerte, pero se salvó gracias al falangista Narciso Perales, que terció en su favor pagando una multa de 40000 duros.




Colabora junto a Dionisio Ridruejo, Gonzalo Torrente Ballester, Pedro Laín Entralgo y Luis Felipe Vivanco en la revista Jerarquía (revista negra de la Falange) Publica, en colaboración con Luis Felipe Vivanco, el primer volumen de la célebre antología Poesía heroica del Imperio, acorde con la ideología oficial de la época

Aparece su Retablo sacro del nacimiento del Señor Inicia su actuación como secretario de la revista Escorial dirigida por Dionisio Ridruejo Comienza su labor investigadora en los manuscritos de la Biblioteca Nacional de la que surgirán importantes trabajos sobre el Siglo de Oro español como la Antología poética de Juan de Tassis, Conde de Villamediana publicada en 1944, autor al que dedicará su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua en 1964

Publica La casa encendida, en edición de Cultura Hispánica, ilustrada por José Caballero por la que recibe el Premio Nacional de Poesía de 1949. En 1960 publica, en dos volúmenes y prologado por Ramón Menéndez Pidal, su ensayo Cervantes y la libertad

Ideológicamente fue evolucionando desde las ideas autoritarias de su juventud hacia posiciones democráticas en su madurez


Entre las obras de Rosales figuran:
Retablo sacro del nacimiento del Señor (1940);
La casa encendida (1949); Premio Nacional de Poesía
Rimas (1951), obtuvo el Premio Nacional de Literatura;
El contenido del corazón (1969), poemas en prosa;
Cómo el corte hace sangre (Rimas del último día);
"Diario de una resurrección" (1979),
la antología "Verso libre" (1980),
"Un rostro en cada ola" (1982)
"La carta entera" (1980-1984)

En 1973 obtuvo, ex aequo con A Gallego Morell, el Premio Nacional de Literatura Miguel de Unamuno


En 1962 ingresó en la RAE aunque no leyó su discurso de ingreso hasta 1964. Desde ella luchará por la unidad de la lengua española y destacará su defensa de los clásicos Toda esta labor se verá reflejada en su antología sobre la "Poesía española del Siglo de Oro", que publica el año 1970.


En 1982 es galardonado con el Premio Cervantes de Literatura. Ese mismo año se le concede la distinción Prometeo de plata Un año después, se le rendirá homenaje en la II Feria de la Poesía de Madrid.

Muere en Madrid el 24 de octubre de 1992 a la edad de 82 añosSus restos descansan en el cementerio de Cercedilla
*
*

Cuando vivimos tanto
que hay que pagar exceso,
hay algo en el amor
como una luz suicida,
tal vez es sólo eso,
y hay amores que duran algo menos que un beso
y besos que han durado algo más que una vida
*
Diario de una resurrección*



Información obtenida de:
http://wwwepdlpcom/escritorphp?id=2229
http://wwwportal-localcom/occu_cer_lrosa_vidasp
http://aula2el-mundoes/aula/noticiaphp/2000/05/29/aula959367615html
http://wwwcervanteses/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/bucarest_luis_rosaleshtm
--------------------------------


CANCIÓN DE LA NIEVE QUE UNIFICA AL MUNDO

Somos hombres, Señor, y lo viviente
ya no puede servirnos de semilla;
entre un mar y otro mar no existe orilla;
la misma voz con que te canto miente.

La culpa es culpa y oscurece el bien;
sólo queda la nieve blanca y fría,
y andar, andar, andar hasta que un día
lleguemos, sin saberlo, hasta Belén.

La nieve borra los caminos; ella
nos llevará hacia Ti que nunca duermes;
su luz alumbrará los pies inermes,
su resplandor nos servirá de estrella.

Llegaremos de noche, y el helor
de nuestra propia sangre Te daremos.
Éste es nuestro regalo: no tenemos
más que dolor, dolor, dolor, dolor.

Luis Rosales


-----------------------

AUTOBIOGRAFÍA

Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

Luis Rosales, 1951
----------------------


MEMORIA DE TRÁNSITO

Herido de amor huido
F. García Lorca


Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?;
mirando la nieve veo
memoria de tu hermosura,
y cuando vi en su blancura
tu inmediata eternidad,
¿fuiste si no claridad,
temblor, paciencia y dulzura?

Tu leve paso indolente
deja en mis ojos su aroma,
los ojos en donde toma
revelación permanente;
bienaventuradamente
nacieron para el olvido,
tu piel de asombro encendido,
tus ojos de limpio viento,
y esta ternura que siento
«herido de amor huido».

Los sitios donde has estado
en la memoria los llevo
sólo para ver de nuevo
el rastro que allí has dejado;
la tierra que tú has pisado
vuelvo a pisar; nada soy
más que este sueño en que voy
desde tu ausencia a la nada.
me hizo vivir tu mirada:
fiel al tránsito aquí estoy.

Luis Rosales



LARGA ES LA AUSENCIA

La sombra siempre y luz sin la luz mía
HERRERA

Tu soledad, Abril, todo lo llena.
Colma de luz la espuma y la corriente.
Aurora niña con su sol reciente.
Toro en golpe de mar como mi pena.

La soledad del corazón resuena
desierto ya como un reloj viviente,
como un reloj que late porque siente
la marcha de tu pie sobre la arena.

Y así vas caminando sangre adentro,
sangre hacia arriba, hacia el primer encuentro,
sangre hacia ayer en la memoria mía;

¡ay, corazón, donde me pisas tanto!,
¡qué soledad sin ti, cierva de llanto!
qué soledad de luz buscando el día.

Luis Rosales



Y ESCRIBIR TU SILENCIO SOBRE EL AGUA

Sólo florece el agua que está queda
MIGUEL DE UNAMUNO

No sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo; nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto;
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia, dentro y dulce,
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé, siempre es así, tu voz me llega
como el aire de Marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada; ya me siento
oscuro y casi andado; no sé cómo
voy a llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva,
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.

Luis Rosales



La lámpara del cuerpo es el ojo, así que si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso.
SAN MATEO, VI, 22

Verte, qué visión tan clara.
Vivir es seguirte viendo.
Permanecer en la viva
sensación de tu recuerdo.

Verte. La distancia nace.
El cielo suprime al cielo.
La vida se multiplica
por el número de puertos.

Todo colmado por ti.
No ser más que el ojo abierto,
y eternizar el más leve
escorzo de tu silencio.

Verte para amarlo todo.
Claustro en tranquilo destierro.
Dulzor de caña lunada.
Luz en órbita de sueño.

Mortal límite de ti.
Cielo adolescente y tierno.
Núbil paciencia de playa.
Vivir es seguirte viendo.

¡Verte, Abril, verte tan sólo!
Tranquilísimo desierto.
Pena misericordiosa.
Sosegado advenimiento.

Verte: qué oración tan pura,
islas, nubes, mares, vientos,
las cinco partes del mundo
en las yemas de los dedos.

Luis Rosales



LA TRASFIGURACIÓN
Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
es
como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
y viven
su trasfiguración,
y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
¡al fin!
esa frescura súbita
como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable-
mente cediendo,
hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.

Luis Rosales



LA ÚLTIMA LUZ
Eres de cielo hacia la tarde, tienes
ya dorada la luz en las pupilas,
como un poco de nieve atardeciendo
que sabe que atardece.
Y yo querría
cegar del corazón, cegar de verte
cayendo hacia ti misma
como la tarde cae, como la noche
ciega la luz del bosque en que camina
de copa en copa cada vez más alta,
hasta la rama isleña, sonreída
por el último sol,
¡y sé que avanzas
porque avanza la noche! y que iluminas
tres hojas solas en el bosque,
y pienso
que la sombra te hará clara y distinta,
que todo el sol del mundo en ti descansa,
en ti, la retrasada, la encendida
rama del corazón en la que aún tiembla
la luz sin sol donde se cumple el día.

Luis Rosales


EL BOSQUE SE IBA HACIENDO AL ARDE
tristemente naturales
J.Guillén
Me están mirando en tus ojos
los ángeles del instante,
los ángeles que han perdido
la memoria al contemplarse.
Me estoy reuniendo en tus brazos;
te siento casi quemándome;
arden el tronco y las ramas
pero las hojas no arden.
Estamos juntos, sin vernos,
repetidos y distantes,
juntos pero no vividos,
tristemente naturales.

Luis Rosales